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02/12/2021

El techo de cristal en la Justicia española: las mujeres, mayoría en la base de la carrera judicial pero minoría en los altos órganos

De los 5.320 jueces y magistrados en activo, 2.918 son mujeres y 2.402 son hombres, pero son pocas las que llegan a la cúpula

    Las mujeres, mayoría en la base de la carrera judicial pero minoría en los altos órganos. EP

    Una vez más, la escena se vuelve a repetir. La presencia de mujeres en la entrega de despachos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) a los nuevos jueces es mayoritaria, pero esta tendencia no se ve reflejada en los altos órganos de gobierno. De los 188 jueces que integran la septuagésima promoción de la Escuela Judicial y han recibido sus despachos, 134 son mujeres y 54 hombres.

    Esto se traduce en que el 71% son mujeres. La media de edad es de 28 años y, de media, han tardado poco más de cuatro años y medio en preparar y aprobar las oposiciones a la carrera judicial. La estadística empieza a cambiar a medida que se examina la estructura del Poder Judicial, donde las mujeres representan el 54,8% de los miembros de la carrera judicial. O lo que es lo mismo: de los 5.320 jueces y magistrados en activo, 2.918 son mujeres y 2.402 son hombres. Pero echando la vista a los órganos centrales, la presencia de las mujeres solamente llega al 31,4%. Cifras según los últimos datos disponibles del CGPJ, correspondientes a enero de 2021.

    “Desde hace tiempo estamos preocupados por este tema porque no es normal que no haya una proporcionalidad en los altos cargos judiciales ocupados por mujeres en relación con el número de juezas de base que existe en la carrera judicial”, señala Sergio Oliva, magistrado y miembro del comité nacional de la Asociación Judicial Francisco de Vitoria en declaraciones a ElPlural.com. Por su parte, Susana Gisbert, fiscal especializada en violencia de género, remarca que es destacable que haya un amplio número de mujeres que accede a la carrera judicial y fiscal, ya que las mujeres lo tenían vetado legislativamente hasta diciembre de 1966 y no fue hasta mitad de los años 70 cuando entró una mujer a la carrera. “Teniendo en cuenta que arrastramos esto, que haya muchas es una buena noticia. Pero es evidente que en la cúpula, conforme vas ascendiendo, la pirámide se invierte y ese tanto por cierto tan amplio en la base, en la cúpula va cayendo”, explica Gisbert en declaraciones a este medio.

    Las mujeres, minoría en la cúpula

    Con estas cifras se evidencia la notable penetración de la mujer en los tribunales españoles, pero con una tendencia inversa en los altos órganos de gobierno, donde su presencia es mucho más escasa. El Tribunal Supremo está integrado por tan solo 16 mujeres (18,7%) frente a 57 hombres (81,3%); la Audiencia Nacional, por 28 mujeres (43,5%) y 34 hombres (56,5); y el Tribunal Superior de Justicia, por 185 mujeres (38,1%) y 300 hombres (61,9%).

    En cambio, en los Juzgados de Primera Instancia e Instrucción ellas conforman una mayoría. En los Juzgados de Primera Instancia e Instrucción son 619 mujeres (66,2%) y 316 hombres (33,8%). Aunque este no es el mayor porcentaje de mujeres registrados en los órganos judiciales, ya que el Juzgado de Violencia contra la Mujer está integrado por 74 mujeres (73,3%) y 27 hombres (26,7%), que desde que hay datos publicados en el CGPJ (2006), este porcentaje nunca ha sido inferior al 65%.

    Oliva señala un posible motivo o causa que explique esta tendencia: “Creo que es esa falta de transparencia en los nombramientos discrecionales por parte del CGPJ. Hacen falta más criterios objetivos para mejorar la igualdad en los nombramientos de los altos cargos judiciales”. Pero Gisbert va más allá e indica los lastres que tienen que aguantar las mujeres. “Las razones de estas cifras están íntimamente ligadas, además de las razones de la estructura, que siempre es difícil romper la barrera, a la conciliación y corresponsabilidad”.

    “Aunque somos privilegiadas respecto a otras profesiones porque tenemos todas las posibilidades de pedir nuestros permisos, excedencias, nadie nos va a discriminar en principio por el hecho de ser mujeres o quedarnos embarazadas, si hechas un vistazo al BOE, el 90% de las excedencias por el cuidado de los hijos o de personas mayores las pedimos las mujeres”, detalla la fiscal. Y añade: “Ya tenemos ahí una discriminación evidente, que en muchas ocasiones puede derivar de nuestra decisión, pero la decisión no siempre es libre. También es evidente que la maternidad no se valora, es más, se minusvalora. Una mujer que pide sus meses de baja por maternidad y cuidado de los hijos, durante ese tiempo no pierde escalafón pero sí pierde las posibilidades de hacer cursos, de hacer determinadas cosas que sus compañeros varones de la misma promoción hacen y entonces le adelantan”.

    Por ello, Susana Gisbert sentencia al respecto: “Aunque teóricamente seamos iguales, todas estas circunstancias hacen que vayamos yendo hacia atrás en mérito y a la hora de los puestos reglados pues seamos preteridas. En otros casos somos preteridas por el hecho de ser mujeres, aunque nadie se atreva a decirlo. En muchos casos es nuestra propia renuncia, pero no es una renuncia exactamente voluntaria, sino motivada por las circunstancias. A mí no me gusta nada cuando hay quien dice que si no hay más mujeres en las cúpulas es porque no se presentan. Hay que saber el por qué no se presentan a determinados cargos”.

    Cómo revertir la situación

    El techo de cristal existe y es una realidad en este campo. Esta expresión se refiere al conjunto de normas no escritas al interior de las organizaciones que dificulta a las mujeres tener acceso a los puestos de alta dirección. También se puede entender como una metáfora que designa un tope para la realización de la mujer en la vida pública, motivado por los estereotipos y las construcciones culturales de las sociedades. “A las mujeres les cuesta mucho más acceder a estos cargos, y uno de los problemas es que no existe un criterio objetivo de nombramientos discrecionales a diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, en el sistema actual de oposición. Lo ideal sería que este porcentaje se trasladase a los altos cargos”, explica Sergio Oliva, añadiendo que es importante conseguir la paridad: “Es muy importante porque representamos a la ciudadanía, no somos distintos a ella”.

    “Si tú tienes una serie de lastres, que son la maternidad, el cuidado de personas mayores y determinadas actividades que ellos no tienen, es evidente que ellos suben mientras tú tienes que librarte de todo ese lastre, y no siempre es posible”, remarca Susana Gisbert.   

    Como solución para revertir la situación, Gisbert explica que, mientras no se consiga una igualdad efectiva, la solución radica “en los sistemas correctores como los de cuotas”. “Pero al margen de esto, que es la corrección directa, la solución o parte de ella está en encontrar medios para que la corresponsabilidad no sea simplemente una conciliación para la mujer. Yo creo que encontrar medidas, como valorar la maternidad como un mérito, es fundamental”.

    Font: www.elplural.com